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Primer desmovilizado culmina su Ruta de Reintegración

viernes, 15 de junio de 2012


Israel, una persona desmovilizada, participante del Proceso de Reintegración de la ACR recibirá, en Bucaramanga, el certificado de que terminó su Ruta. Él es la primera persona que culmina la Reintegración a la vida civil.

Bogotá, junio 15 de 2012. Este martes, 19 de junio, la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) graduará a la primera persona desmovilizada que termina su Proceso de Reintegración. Se trata de Israel, un participante que ingresó al programa que lidera la ACR el 6 de marzo de 2006, y que ya cumplió con todos los requisitos y pasos de la Ruta de Reintegración.


El evento de graduación de Israel será el martes, a las 5:00 de la tarde en el auditorio Augusto Espinosa de la Gobernación de Santander, en Bucaramanga. A la entrega del certificado asistirán Alejandro Eder, director general de la ACR; Joshua Mitrotti, director de Reintegración de la ACR, Gisella de Andreis, asesora de Reintegración de la ACR y Diego Jones, líder del Centro de Servicios de la ACR en Bucaramanga. En la ceremonia también participará el gobernador de Santander, Richard Aguilar.

Israel se convierte en el primer participante que la ACR le presenta a la sociedad colombiana, para que sea esta la que lo reciba como una persona reintegrada, que dejó atrás un pasado amarrado al conflicto armado y que ahora hace parte de un proceso de construcción de paz, al que se han vinculado otros cerca de 33 mil desmovilizados, que se acogieron a la generosa oportunidad que les dio el gobierno de reintegrarse. La Ruta de Reintegración para cada participante activo, tiene una duración aproximada de 6 años y medio.

Para Alejandro Éder Garcés, director general de la ACR, la certificación de este participante se constituye en una muestra de que la Política de Reintegración Social y Económica del Gobierno Nacional da resultados y es un elemento que contribuye con la consecución de la paz en el país.

“Que Israel termine su Reintegración es un ejemplo para todas las personas desmovilizadas vinculadas a la ACR, para los que aún no se han vinculado al Proceso y para las personas que aún están en los grupos armados ilegales. El Gobierno es generoso con estas personas y ellos tienen que apropiarse de esta oportunidad, tienen que entender que las armas no son la salida al conflicto”, manifestó.

Este participante llegó al Proceso de Reintegración y cumplió con todas las etapas de la Ruta, que empiezan cuando el desmovilizado deja las armas, pasa unos días en un Hogar de Paz, le tramitan el certificado del Comité Operativo para la Dejación de las Armas (Coda) y su acceso al servicio de salud.

El primer paso en la ACR es la etapa básica, en la que se inicia el desarrollo de competencias sociales, productivas y ciudadanas.  En este punto,  la ACR articula acciones que vinculan al grupo próximo de la persona desmovilizada (como la familia) en el proceso, de tal manera que tengan acceso a beneficios y derechos, tales como la salud y la educación.  En la etapa intermedia se fortalece la integración comunitaria y económica de la persona desmovilizada y la vinculación a sus redes sociales próximas y al sector productivo; también se avanza en el proceso educativo, de forma tal que puedan formarse para trabajar y vincularse laboralmente. El sector privado es el principal aliado estratégico de la ACR en esta etapa.

En la etapa avanzada, que es la que culminó Israel, se fomenta la autonomía de la persona desmovilizada, a través de la culminación de su formación en competencias y del desarrollo de un proceso de concertación con las víctimas y sociedad en general, que genera acciones de servicio social y reconciliación.

Israel ya pasó por todo este ciclo, hoy tiene un empleo y una de sus mejores experiencias fue la que vivió cuando realizó el Servicio Social, labor que cumplió en un comedor comunitario atendiendo a 100 niños.

“Es muy bonito trabajar con ellos, pues lo llenan a uno de buena energía. Esta fue una oportunidad muy valiosa para demostrarle a la comunidad que uno se arrepiente de haber tomado una decisión equivocada”, señala el participante.

Israel, un caso exitoso de Reintegración

Seis años después de dejar las armas del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) Israel recibirá, este 19 de junio, la recompensa a uno de los mayores retos que ha asumido en sus 39 años de vida. Ese día, este hombre que nació en San Pablo, al sur de Bolívar, y que creció en una familia de campesinos, se convertirá en el primer desmovilizado participante del Proceso de Reintegración que recibe un certificado de culminación de la Ruta de Reintegración, lo que lo acredita como una persona que ha cumplido con todos los requisitos que exige la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), entidad encargada de coordinar la Política de Reintegración Social y Económica, diseñada para la construcción de paz y la resolución del conflicto colombiano.

Israel se fue a las Autodefensas para evitar que este grupo se llevara a su padre y a otro de sus hermanos. “Fue como una especie de canje. Uno no quisiera estar allá, pero la guerra lo obliga”, dice el hombre, que es padre de cuatro hijos.

Este participante dejó las armas en una desmovilización colectiva. “La decisión de dejar el grupo no es tan complicada como lo que se viene después, a uno le quedan muchos enemigos, inclusive me hicieron un atentado, querían matarme. De eso hay procesos judiciales”, recuerda Israel, quien no deja de darle las gracias a Martha Cala, la primera funcionaria de la ACR, que lo guío en su Proceso de Reintegración en Bucaramanga.

Hoy Israel vive con su segunda esposa y sus tres hijos menores. Sus padres viven una alegría indescriptible por haber recuperado a su hijo. “Es como la parábola del hijo pródigo, volví a casa y ahora tengo muchos privilegios. Mi madre está feliz con mi Reintegración, ella temía que me mataran en el monte”, cuenta el participante.
Para este hombre lo más difícil ha sido conseguir trabajo y con qué sostener a su familia. Además, sueña con tener una vivienda más digna, pues está acomodado en una casa de lona, con tejas de zinc, en un barrio de invasión en la periferia de Bucaramanga.

“A uno lo que lo desanima es la búsqueda de trabajo y la necesidad de mantener a la familia. Cuando estaba en las autodefensas tenía un sueldo y uno allá no gastaba nada porque estaba en el monte.  Ahora es muy difícil conseguir empleo, pero vale la pena hacer el esfuerzo, porque no hay nada más bonito que estar en la legalidad, sin deberle nada a nadie”, dice Israel, quien trabaja desde hace año y medio en una empresa municipal.

“Me gano el mínimo y con eso sobrevivo. Tengo suerte, porque sé que muchos de mis compañeros que se desmovilizaron no han podido ubicarse. Mi situación no es la mejor, pero hay otros que la pasan más mal. Lo que le pido al país es que nos de una oportunidad. Nosotros, los desmovilizados, nos comprometimos con la legalidad y necesitamos que nos acepten”, manifiesta el participante.

Israel recibirá su certificado como un regalo de la vida, como un regalo para sus hijas y hasta para su padre. “Es como un regalo para el Día del Padre, ahora me siento diferente, feliz de haberle cumplido al país y a mi familia”, concluye.

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